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La reducción de la acrilamida en los alimentos

La acrilamida, sustancia formada en alimentos horneados o fritos elaborados a altas temperaturas, ha creado preocupación en la Unión Europea desde el 2002. Cuando la European Food Safety Authority (EFSA) comenzó un estudio amplio y riguroso, en el que se concluyó que esta sustancia "se trata de una sustancia cancerígena" y que su alta presencia en la alimentación es motivo de preocupación debido a sus efectos cancerígenos".


Actualmente, concretamente este lunes -20 de noviembre-, se publicó el reglamento (UE) 2017/2158 por el que se establecen medidas de mitigación y niveles de referencia para reducir la presencia de acrilamida en los alimentos y sin perjudicar la seguridad alimentaria de dichos productos.


En estas medidas se incluyen las referentes a las características de las materias primas, los procesos que deben establecerse y cómo se transforman. Pautas que se deben tener en cuenta para lograr la reducción de los niveles de acrilamida.


Los alimentos que están afectados por estas medidas son, principalmente: el pan -tostado-, la bollería, las patatas fritas y de bolsa, aperitivos salados, cereales de desayuno -incluidos los productos elaborados a base de cereales para lactantes -, y el café.

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